domingo, 6 de septiembre de 2009

Bósforo abajo







Verdaderamente no tiene sentido sacrificar esta experiencia. Es como aquel dicho que reza “ir a Roma y no ver al Papa” (a quien por cierto, jamás he visto en Roma); recorrer el Bósforo tanto como sea posible hasta que empieza a unirse serenamente con el Mar Negro y tratar de entender de un solo golpe lo que realmente eso significa.
Técnicamente, el Bósforo es un canal que permite el acceso al Mar Negro, además de unir al Mar Marmara con aguas un poco más internacionales.
En la práctica, se trata de la forma más conveniente de poner un pie en otro continente sin salir de la ciudad.

Emocionalmente es, (y perdóneseme por el símil un poco cursi) una experiencia religiosa, como la canción aquella. Simplemente una baranda del barco es Asia y la otra es Europa, pero ambas son Istanbul.
¿Habrá necesidad de explicar algo más?

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