lunes, 7 de septiembre de 2009

No todo es perfecto





Emprendemos camino de regreso por callecitas adoquinadas repletas de gente de todo tipo, nos divertimos viendo como en estas lejanías, también la policía corre a los buhoneros y estos levantan su mercancía y se esconden en ese juego perverso de la economía informal que conocemos tanto. Hambrientos, tomamos un jugo de granada en un puesto de bebidas en la calle, para luego sentarnos a comer en un desabrido café de los alrededores.
En la mesa, aceptamos que el viaje ha tenido una desafortunada constante: Salvo honrosas excepciones, la comida no es gran cosa. Es decir, todos esperábamos (no se porque) una gastronomía rica y sorprendente llena de exóticas presentaciones y sabores inolvidables; en cambio hemos encontrado comida modesta con poco condimento y aunque servida en raciones abundantes o por lo menos justas, no sorprende en absoluto. Suponemos que existirán lugares donde comer exquisitamente lo mejor de la cocina turca, pero tal vez no esté al alcance de viajeros clase media como nosotros.

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