jueves, 10 de septiembre de 2009

RODAS y la historia de un milagro







Animados por la buena suerte que tuvimos en Esmirna, cumplimos nuestro plan de pasar el tiempo de Rodas en la playa más famosa de esa isla griega: TSAMBIKA. El barco atraca a las 6 y 30 de la mañana y rápidamente salimos a buscar un taxi para negociar el viaje hasta la playa. Apenas salimos al puerto, vemos pasar uno y lo paramos, después de una breve negociación nos ponemos de acuerdo. El taxista se compromete a dejarnos en la playa y recogernos a mediodía para devolvernos al puerto. Nos embarcamos y empezamos una animada conversación con el conductor que resulta un tipo muy agradable; a poco de empezar el camino ya parecemos los mejores amigos. Al preguntarle su nombre él nos contesta, TSAMBIKO. Nos reímos de su ocurrencia, él lo celebra contándonos de donde sale su nombre. La playa a la que vamos se llama TSAMBIKA en honor a una santa cuya iglesia y monasterio vigilan la costa desde una colina cercana: Santa Tsambika, patrona de las mujeres infértiles. La madre del chofer había tenido problemas de salud en su primer parto y tras doce años de intento, su cuerpo se negaba a reproducirse nuevamente. Pérdida toda esperanza, la buena mujer pidió a Santa Tsambika el milagro de un segundo hijo, que vendría a este mundo para llevar el nombre de su santa. Diez meses después de la visita en que se selló el pacto, nuestro chofer vino a este mundo.
A la entrada de la playa nos señala el monasterio diciendo que esa es la casa de su otra madre. Encantados por la historia llegamos a una hermosa playa de aguas cristalinas, muy frías, donde permanecemos una buena parte del día.

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