lunes, 14 de septiembre de 2009

La colina de Lykavittos









Si uno es, como yo, fanático de descubrir ciudades a puro pulso, no debería subir a esta colina de manera tan casual. Desde aquí, la vista de Atenas es nada más y nada menos que espectacular. Básicamente, porque desde aquí se ve toda la ciudad, (cuando digo toda, quiero decir eso exactamente). Lo verdaderamente grave es que esa vista le hace dar cuenta al visitante desprevenido, que se ha perdido de conocer muchísima Atenas. Por eso, a menos que estemos en paz con la idea de explorar una pequeña parte de Atenas, visitar Lykavittos puede resultar un desafio al ánimo turístico y a todo lo que nos enseñan las guías.
Lykavittos se eleva 277 mts sobre la ciudad y está coronada por una antigua capilla, un restaurante y una terraza-mirador. También por un moderno teatro al aire libre, que se usa para espectáculos musicales y de danza. Todo lo demás es, la ciudad en 360 grados. Suficiente espectáculo.
En Lykavittos, además, tengo un momento especial de recuerdo para Jorge, mi hermano mayor, que hubiera adorado este viaje, si la vida le hubiera dado tiempo para hacerlo. Anoche, cuando arreglaba mis cosas, saqué una camisa de la maleta y cayó al piso un pedazo de papel, Rayi me lo señaló y cuando lo recogí me di cuenta que era una fotocopia de la cedula de identidad de Jorge, que nunca sabré como llego ahí. Fue la primera prueba irrefutable de que mi hermano amado, ha estado con nosotros todo el tiempo. La capilla de Lykavittos tal vez sea la segunda; estoy tan entusiasmado con las vistas, que no he le he dedicado tiempo, Rayi se me acerca y me dice que tengo que entrar a orar en ella. Es la Iglesia de San Jorge, patrón de la ciudad.
No necesito más nada.

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