martes, 8 de septiembre de 2009

GOREME, un lugar en las cavernas









La van se detiene en lo alto de una empinada colina a la que hemos llegado después de subir por callecitas muy estrechas e irregulares, flanqueadas por casitas de piedra color arena. A distancia de ojo, cavernas que parecen gigantescos palomares; entre algunas de ellas, cortinas y cojines improvisan terrazas muy acogedoras. En el fondo de la calle cinco niños juegan con una pelota, algo muy parecido a un juego de STOP que yo jugaba con mis hermanos cuando era niño; mientras algunas mujeres descalzas, cubiertas sus cabezas por velos blancos y sus cuerpos por burdos vestidos de algodón oscuro, observan el trasegar de maletas y el sonido de lenguas extranjeras. Sobre mi cabeza, un balcón sombreado por un inmenso parral me regala centenas de hortensias en flor. Una sencilla puerta de color verde oscuro nos permite acceder a lo que será nuestra casita por tres días: TASKONAK HOTEL.

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