lunes, 7 de septiembre de 2009

El amor que permanece en cada cafè







En 1876, un oficial francés de nombre Julián Viaud, quien era conocido popularmente como Pierre Loti, se instaló en Istanbul enamorado hasta los tuétanos de una mujer casada. Esta historia de escandalosa prosapia tuvo, entre otros, dos maravillosos resultados: La novela Aziyade y el café Pierre Loti, en lo alto del cementerio de Eyup, al que se accede, si lo deseas, a bordo del un teleférico que pasa por encima del Cuerno de Oro.
Si la vista desde el funicular es un deleite, la terraza del café Pierre Loti es un lugar clave en el disfrute de las horas muertas en Istanbul. Sentarse en esta colina con una taza de te de manzana, protegiéndose del sol por los inmensos parrales, es uno de los grandes momentos de este viaje. Pero en nuestro caso hay algo más. Hemos estado aquí para honrar a La Nona, a quien le hemos dedicado el dìa. Antes de salir ella nos habló de la novela y de la historia de Pierre Loti; hoy, nosotros estamos aquí, pero quien realmente está sentada recreando la historia de Loti es La Nona. Sabemos que por nuestros ojos, los suyos están viendo cada pliegue de esa historia de amor perpetuada en cada taza de te, en cada café, en cada refresco que sale de las cocinas de Pierre Loti Café. Un sitio como no hay dos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario