martes, 8 de septiembre de 2009

Derinkuyu, una forma de vivir









Situada en la carretera de Nevsehir – Nigde, cerca del pueblo de Nevsehir, la ciudad subterránea de Derinkuyu es, junto a las más de 200 ciudades subterráneas de la región, una de las vistas indispensables de la zona. La única razón para no conocer al menos una de estas ciudades, construidas bajo el suelo escarbando las montañas de toba, es que uno padezca de severos ataques de claustrofobia. De otro modo, seria una tontería perdérsela.
Son, para comenzar por alguna parte, ejemplos insuperables de afán de supervivencia y de vida comunitaria. Derinkuyu, por ejemplo, tiene 85 mts de profundidad y 8 niveles habitables, aunque solo se pueden ver 5 de ellos a una profundidad de 35 mts. En ellos hay dos cocinas, una intrincada red de pasadizos, algunas habitaciones comunitarias, una iglesia, una escuela de grandes dimensiones, las habitaciones de los estudiantes y un establo que cumplía la doble función de vivienda para animales y protección contra el duro frío del invierno. Todo ventilado gracias a un sofisticado pozo que cumple funciones de respiradero. En dos espacios cercanos a la cocina encontramos las vinaterías, estructuras perfectamente diseñadas para elaborar el vino que los habitantes consumían como agua.
Las ciudades subterráneas de Capadoccia fueron tapiadas en los siglos X y XI y permanecieron ocultas hasta 1960 – 1965 cuando, después del descubrimiento de túneles, se destaparon y abrieron al público.
La visita a Derinkuyu nos ha impactado de tal forma que salimos a la superficie con el ánimo liviano y emocionado de los grandes descubrimientos. Rayi ha robado fotos a diestra y siniestra, aprovechando momentos en que nos quedamos solos y podemos librarnos de los saltos y gritos anormales de uno de nuestros compañeros hindúes, a punto de volvernos locos. Es el precio extra de andar en cambote!

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